Casi un año después de que la pandemia de COVID-19 comenzara a golpear los Estados Unidos, el panorama empresarial de las agencias y los profesionales independientes sigue siendo prácticamente irreconocible. Los nuevos equipos remotos están aprendiendo a comunicarse de manera diferente, las marcas están limitando sus presupuestos y la incertidumbre económica mundial hace que sea difícil planificar el futuro.
Gestionar el estrés de una crisis es desafiante de por sí. Sobrevivir como negocio puede parecer imposible, pero no tiene por qué ser así. Les pedimos a tres emprendedores que han vivido crisis personales y económicas sus consejo sobre cómo cuidar de uno mismo, del equipo y del negocio durante los momentos más difíciles.
Adopta una nueva forma de hacer negocios
En 1999, la agencia de marketing digital de Scott Hardigree, Push Interactive, estaba siendo galardonada y trabajando en proyectos con clientes de prestigio. Entonces, se produjeron los ataques terroristas del 11-S. La empresa se hundió de un día para otro.
Al principio, Hardigree y su equipo intentaron aferrarse a las viejas formas de impulsar su negocio. No funcionó. "Era una encrucijada", dice: ¿Buscamos clientes más grandes a través de agencias más grandes o nos centramos en clientes más pequeños y un mayor volumen? Decidió tomar este último camino, convertir su agencia en una tienda de alto volumen.
Se acabaron los días de bonanza y de ofertas de 50 000 dólares; en su lugar, Hardigree y su equipo buscaron trabajos más pequeños, pero numerosos. Antes del 11-S, "teníamos cierta fuerza, pero esa fuerza no funcionaba en el mundo en el que estábamos viviendo ahora", dice. "Así que cambiamos el rumbo". El trabajo resultante no le hizo ganar a la agencia los prestigiosos premios que habían conseguido en el pasado, pero el resultado fue una gran victoria: la de sobrevivir.
Santiago Melluso, fundador de TakeFortyTwo, se encontró en una posición similar al comienzo de la COVID-19, que provocó un desplome del 50 % del volumen de negocio de su empresa. "Cambió nuestra oferta y cambió nuestra demanda", dice.
En lugar de grandes proyectos de meses de duración, con clientes de perfil alto, la agencia buscó proyectos más pequeños y breves, con pequeñas empresas y empresas emergentes. "Estamos tratando de no comprometernos con proyectos grandes y desafiantes, porque no tenemos ni idea de si vamos a tener el mismo equipo dentro de tres meses", dice. "Así que empezamos a reducir el volumen de proyectos para aceptar cosas que podríamos hacer en bloques más pequeños y que, al mismo tiempo, podrían tener aún más impacto para nuestros clientes en este momento".
Adáptate rápidamente y a menudo
A medida que Push Interactive lidiaba con las consecuencias económicas del 11-S, tuvieron que volverse más ágiles en el proceso. La agencia, que antes desarrollaba un par de nuevos proyectos al mes, estaba cumpliendo ese volumen casi a diario. Por necesidad, los procesos y funciones tenían que cambiar. "Antes podíamos ser más torpes, porque ganábamos dinero a pesar de nuestros errores", dice Hardigree. "Ahora teníamos que ejecutarlos rápido".
En este modo de "todos a arrimar el hombro", las responsabilidades cambiaron de acuerdo con las habilidades y las necesidades estratégicas inmediatas, no con los títulos de las tarjetas de visita: Hardigree se hizo cargo de las ventas, mientras que su antiguo líder de ventas cambió a la gestión de proyectos y un director creativo con destreza técnica se centró en el desarrollo. "Al final, nos hizo mejorar nuestro proceso", comenta Hardigree. "Aprendimos muchas lecciones sobre el proceso, algo que no nos había hecho falta antes, y aplicamos esas lecciones en el futuro".
"Entonces lo llamábamos simplemente ser flexibles, hacer lo que hiciese falta", añade. "Ahora lo llamaría adaptabilidad".
Averigua lo que necesitas
La adaptación puede implicar reorganizar todo tu equipo. Otras veces, puede ser tan simple como una nueva pieza de mobiliario. En el caso de Amy Hall, una vendedora que se mudó con su padre de 92 años durante sus últimos días, la adaptación tomó una forma ligeramente diferente. Hall siguió dirigiendo su negocio a la vez que cuidaba de su padre. Las cosas empezaron mal, porque su padre se metía en medio de las videollamadas de Hall con sus clientes, casi siempre desnudo.
Así que Hall se adaptó. Pasó de la mesa de la cocina a un escritorio y compró una pantalla plegable para mejorar su privacidad. Parece sencillo, pero evaluar sus desafíos inmediatos y responder de forma proactiva para satisfacer sus propias necesidades se convirtió en algo crucial para que Hall superase este período turbulento. "En lugar de quejarme, me dije: ¿Cómo puedo hacer que esta situación sea viable? ¿Dónde está la oportunidad? ¿Funciona o no? Y si no es así, ¿qué que tengo que hacer para convertir este entorno en un entorno perfecto para mí?"
Redefine tus victorias
Antes del 11S, Hardigree y su equipo celebraban ganar grandes premios y conseguir clientes de perfil alto. Durante la crisis que siguió, la definición de la agencia de lo que suponía una "victoria" cambió drásticamente. Pero reconocer y celebrar esas "minivictorias" ayudó a evitar que la moral se desplomase, comenta Hardigree. "Aunque se tratara de un pequeño negocio, o un proyecto que había arrancado, celebrábamos el trabajo".
No se trata solo de sentirse bien. Melluso dice que esas pequeñas victorias le dan a su equipo la energía que necesitan para seguir trabajando en unos tiempos muy difíciles. "Cuando empiezas a tener algo de volumen de negocio, a recibir valoraciones positivas de la gente, a ayudar a tus clientes y a confiar en ellos… ese círculo positivo es lo que te impulsa hacia delante", dice.
Date (y dale a tu equipo) permiso para sentirte mal, pero luego sigue adelante
Melluso ha atravesado unas cuantas crisis empresariales a lo largo de los años, incluyendo problemas de crecimiento que casi acabaron con la empresa y, más tarde, la crisis financiera europea de mediados de los 2000.
Cuando llegó la pandemia, Melluso se dio cuenta de que estaba pasando por las mismas etapas que ya había vivido antes: negación, pánico, pérdida de confianza en sí mismo. (Recientemente, incluso soñó que su contable le aconsejaba que fingiera su propia muerte). "Pero al final, tienes que respirar hondo y darte cuenta de que no te queda otra opción que seguir adelante y luchar", afirma.
Escrito por Gray Chapman
Gray Chapman es una escritora independiente, cuyo trabajo ha aparecido en The New York Times, The Guardian y Atlanta Magazine, entre otros. Vive en Atlanta con su esposo, su hijo y dos perros muy desobedientes pero muy queridos.